Cualquier persona a lo largo de su vida pasa por momentos donde se encuentra desmotivado, duda del sentido de lo que hace o de cuáles son sus objetivos. Esto puede ocurrir también en la infancia, donde un niño/a puede no saber qué se espera de él/ella o cuál es su papel en algunos momentos.
Os dejamos algunas de las claves que pueden ayudar a nuestros hijos/as a superar esos momentos, encontrando la motivación necesaria para continuar con aquello que tenemos previsto hacer 🙂
- Da a tu hijo/a una o dos tareas para cumplir en casa. Para sentirnos útiles y comprobar que somos capaces de hacer cosas bien, es importante que una o dos tareas dependan solamente del niño/a, por ejemplo tareas relacionadas con colaborar en casa. Deben ser fáciles de realizar para él/ella e incluir habilidades que el niño/a ya tiene. Así puede observar por sí mismo/a que es capaz de iniciar y terminar lo que pedimos, y de hacerlo bien 😉
- Reconoce lo que ya hace bien. Te recomendamos encontrar al menos dos cosas al día que tu hijo/a haga bien, en tiempo, con calidad… y reconocerle por ello!! De esta forma el niño/a sabe qué se espera de él/ella, en qué momento, con qué frecuencia,… y le ayudamos a crear su auto concepto u opinión de sí mismo/a 🙂
- Dedica tiempo libre a escucharles. Entre las actividades más reforzadoras y agradables para el ser humano están hablar y ser escuchado por otras personas, más aún si son personas de referencia para nosotros/as o personas a las que tenemos en estima. Recomendamos dedicar al menos media hora al día a tener una conversación relajada y amena con nuestro hijo/a, que no incluya órdenes, preguntas académicas ni peticiones!!
- No des protagonismo a su mal comportamiento. Si tu hijo/a muestra principalmente comportamientos inadecuados como desobediencia, falta de iniciativa o exigencias, deja de prestar tanta atención a esos comportamientos y empieza a dedicar más tiempo y energía a lo que ya hace bien. Esto romperá el “círculo vicioso” pedir-no cumplir, y mejorará su motivación por hacer cosas bien 🙂
Especialmente encuentro top el número 3: escuchar a nuestros hijos. La motivación es el motor del aprendizaje, pero creo que la verdadera es la interior, la que genera el niño. Porque podemos motivarles de forma externa, y a medio largo plazo no acaba por funcionar. En cambio, si escuchamos a nuestros hijos reconoceremos lo que les motiva y podremos ofrecer aprendizajes vitales múltiples relacionados con ello. Ahí es cuando se produce la chispa!
Buen artículo; un saludo!
Muchas gracias a ti, por leernos y dejar tu comentario 🙂
Un saludo,
Beatriz