“Yo lo intento, pero es que los demás no ayudan…” Este comentario se escucha a menudo durante el curso de formación para padres, madres y profesionales de la educación: ponemos en marcha una estrategia para mejorar el comportamiento de los hijos/as en casa y vemos cómo una persona de nuestro entorno (nuestra pareja, los abuelos, su profesor/a o la persona que lo cuida), hace justo lo contrario.
Así, en muchas ocasiones, técnicas como elogiar el seguimiento de instrucciones, ignorar llamadas de atención inadecuadas o dar órdenes eficaces no tienen el efecto que esperamos porque alguna de las personas implicadas no las utiliza como se recomendó. Las razones pueden ser la falta de información, no entender qué beneficio conllevan, no estar de acuerdo con la estrategia… Un buen ejemplo es cuando intentamos ignorar un mal comportamiento como es insultar, y otra persona que está delante le dice a la niña “eso no está bien”, “que sea la última vez que te oigo decir eso”, o establece una consecuencia negativa.
Por tanto, cuando ponemos en marcha una técnica en concreto podemos explicarle a los demás qué estamos haciendo y cuáles son nuestros motivos. Debemos pedir su colaboración para que, si no se animan a introducir nuevas pautas, podamos llevarlas a cabo “sin sabotajes” y así comprobar si funcionan 😉
[…] y negocien”. Si poner en marcha una nueva pauta es difícil de por sí, ¡imagina que tienes a otro adulto saboteando tus intentos! Por el bien mutuo, confía en el criterio de tu pareja y anímala a intentar algo diferente; sólo […]