“Si la infancia nace con Rousseau, podríamos advertir que hoy en día y con el afán de arrastrar a los niños al espíritu consumista, materialista y egoísta, podríamos estar siendo responsables de la muerte misma de este fenómeno…”, asegura Tomas de Andrés Tripero. Esta es una de las “realidades” que se recogen en el artículo “Con dientes de leche y ya con mechas” (El País, 18 Mayo 2013). En él vari@s profesionales debaten sobre las causas del “adelanto de la adolescencia”.
A raíz de este artículo queremos poner nuestra atención en la presión social a la que padres, madres y educadores se ven expuestos cuando intentan establecer límites que cuenten con la aprobación de los demás, una labor propia de equilibristas 🙂 Esta influencia la ejercemos entre tod@s: la opinión de nuestra pareja o nuestra familia sobre cómo educar, las recomendaciones de los medios de comunicación para hacernos con todo tipo de bienes materiales y no materiales (“satisfacción”, “autoestima”, “superación”…), y las decisiones que toman otros padres y madres (pueden ser más o menos de vuestro gusto, pero sin duda son un referente para vuestros hij@s a la hora de negociar cuándo tienen que llegar a casa o pediros que compréis el último modelo de móvil, entre otros).
“Yo no creo que los niños hayan cambiado tanto. Somos nosotros, los adultos, y la sociedad los que lo han hecho. Platón decía que siempre nos quejábamos de la generación siguiente” Mark Beyebach.
¿Se terminan imponiendo los “intereses” de la sociedad a los nuestros? Si bien es cierto que esta presión existe, no es nada nuevo, pues cada época establece unas exigencias y modas a seguir. Pero, ¿es tan fuerte como para dejarse llevar y acceder a todas las peticiones o podemos establecer nuestros propios límites sobre qué se consume y qué hábitos se establecen?
Desde aquí os animamos a tomar decisiones de acuerdo a lo que consideráis importante para cada edad y para cada niñ@/ adolescente (llevar o no ropa de marca, volver a casa cuando vuelven los demás o volver antes, comprarle ya la moto o esperar unos años,…) que las mantengáis y os dejéis guiar por objetivos a largo plazo, como enseñarles a ser críticos y autónomos, a valorar la satisfacción del trabajo bien hecho… Sí, son sólo conceptos… pronto intentaremos concretarlos 😉
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