Durante el recreo, Miguel, un niño de 4 años, está jugando cerca de los límites del patio, sin darse cuenta de que un extraño lo observa atentamente a cierta distancia. No hay ningún profesor a la vista. Poco a poco el desconocido se aproxima hasta que se coloca cerca de él. “Hola, ¿cómo te llamas?” “Miguel”, contesta él. “Hace un día precioso, ¿no te parece? ¿Te vienes a dar una vuelta conmigo?” El desconocido parece simpático y Miguel está acostumbrado a seguir órdenes de adultos. Se levanta y se acerca al extraño. Justo en ese momento aparece un profesor y el desconocido se aleja rápidamente. ¿Un intento de secuestro? No exactamente. En realidad se trata de un experimento diseñado para estudiar un método de aprendizaje de autoprotección para niños pequeños, que os presentamos a continuación.
Una vez que se observó que Miguel era susceptible a irse con un extraño, dos adultos representaron una escena en la que uno se aproximaba al otro y usaba un tipo de engaño (“soy amigo de tus padres”, “tu profesor me dijo que tenías permiso para venir”, “tengo una sorpresa estupenda en mi coche”) y el otro responde con un “No, tengo que ir a preguntárselo a mi profesor” y corre hacia el edificio del colegio. Después se enseñó al niño a responder de la misma forma cuando el primer adulto intentaba engañarle, y cuando actuaba de forma correcta se le reforzaba con elogios (“¡muy bien, eso es lo que tienes que hacer!”) o con algún material o actividad que le gustase (jugar en los columpios, pegatinas,…)
Se practicaron respuestas de protección a distintos tipos de engaño una vez al día y, cada vez que el niño respondía correctamente a uno, se le entrenaba para que respondiese a otro tipo, y después a un tercero. Además de variar las trampas, también variaba el sitio donde se enseñaba: en el patio del colegio, en el parque, 20 metro más allá,…
Por tanto, cuando enseñéis este tipo de respuesta (decir “No” y salir corriendo) os recomendamos que contéis con varios adultos de confianza, si es posible desoconocidos para él, para simular la situación, que pongan en práctica diferentes proposiciones (ir a dar una vuelta, ir a jugar, conocer a otros niños, ir a comprar un helado, etc.), en diferentes lugares. Ahora en vacaciones podéis enseñarlo en la piscina, la playa, el chiringuito, la verbena, el campamento… durante el curso, fuera y dentro del colegio, en el parque, a la salida del colegio y los alrededores… Cuantas más situaciones se enseñen, más probable será la respuesta de autoprotección. Además, es necesario comprobar que la respuesta se mantiene pasado un tiempo, presentando situaciones diferentes pasadas algunas semanas y después de algunos meses. MUY IMPORTANTE. Acordaros de premiar cada respuesta correcta con elogios y demás reforzadores. Para ellos ese reconocimiento es la única ventaja en ese momento: ¡a esa edad no conocen los peligros que conlleva ir con extraños!
Fuente: “Modificación de conducta: Qué es y cómo aplicarla” Martin y Pear (Prentice Hall, 2006)
[…] Ir con extraños. En un extremo se sitúa este aprendizaje, donde es esencial que el niño aprenda a decir “No”. […]